31/12/2024
Su cuerpo descansará en el Cementerio Campanario Jardín de Paz de Florencio Varela.
La Casa de la Cultura porteña, en plena Avenida de Mayo, se convirtió en el escenario de la despedida a Jorge Lanata. El cuerpo del periodista llegó en una unidad de traslado pasadas las 23 de anoche, mientras afuera lo esperaba una larga fila de personas para poder darle un último adiós. Estaban en la puerta del edificio familiares, allegados, colegas y seguidores, quienes lo recibieron entre aplausos. Alrededor de las 2 de hoy concluyó el evento fúnebre que se reinició a las 7, antes del sepelio en el Cementerio Campanario Jardín de Paz, en Florencio Varela.
Pasadas las 7 de la mañana, frente a la Casa de la Cultura porteña, además de las más de 10 cámaras de televisión que esperaban que se abrieran las puertas de la Casa de la Cultura porteña, aguardaban un puñado de personas. El acceso, en principio, solo era posible utilizando el subte dado que Avenida de Mayo estaba cortada por la carrera San Silvestre que comenzó a las 8.
Cerca de las 10.30, con anteojos negros y de la mano de sus dos hijos, llegó nuevamente Elba Marcovecchio. También la acompañaba su madre. Minutos después llegó Lola Lanata, una de las hijas del periodista, que llevaba un peluche en la mano y estaba acompañada por su madre Sarah Stewart Brown.
Antes de que fuera retirado, la familia del periodista tuvo un último momento para despedirse en la intimidad. Entre sus seres más cercanos se encuentran sus hijas Bárbara y Lola Lanata, su actual esposa, Elba Marcovecchio, y su exmujer, Andrea Rodríguez. Los familiares de Lanata tomaron posición en el cortejo fúnebre que comenzó a avanzar cerca de las 11:30 y los presentes acompañaron la despedida con un emotivo aplauso al grito de “Argentina, Argentina”.
Diego Leuco, Eduardo Feinmann, María O’Donnell y Ernesto Tenembaum fueron algunos de los primeros en acercarse para despedir a Lanata. Entre los presentes se destacaron historias y testimonios relacionados con el aporte periodístico del comunicador.
Tenembaum definió a Lanata como un “maestro talentoso y valiente” y recordó momentos con él: “Si tengo que elegir uno, me quedo con los años del Día D, los años del menemismo. Ese programa cambió la historia del periodismo televisivo en la Argentina. Y no fue el programa en sí, fue él. Nosotros estábamos ahí, pero el gran legado que dejó es la audacia”.
Por otro lado, Eduardo Feinmann detuvo su paso frente a los medios para expresar su profundo dolor: “¿Qué le dejó Jorge Lanata al periodismo? Yo creo que es un antes y un después. Una forma de investigar, de ir en contra de la corrupción”.
Pasadas las 11.30, Marcovecchio se retiró del velatorio y se subió a un auto acompañada de sus hijos y su abogada. Minutos después, también salió Bárbara Lanata, una de las hijas del periodista.
Minutos antes de las 12, el cuerpo fue trasladado con un cortejo fúnebre al Cementerio Campanario Jardín de Paz, en Florencio Varela.
Antes de la medianoche, hubo momentos de emoción. Una señora con los brazos cruzados miró a un policía y le preguntó: “¿Cuándo llega?”. La espera fue larga, con susurros, conversaciones y un ambiente de expectativa. Luego, apareció el vehículo de traslado del Grupo Jardín del Pilar, el cual llevó los restos del conductor al salón.
Las hijas de Lanata, Lola y Bárbara, fueron las primeras en llegar en la noche del lunes. Caminaron con rapidez y gestos serios hacia el interior del edificio. Unos minutos después, un auto estacionó frente a la entrada: Elba Marcovecchio, su esposa, descendió sin mirar hacia los costados. Mientras tanto, tres señoras sentadas en un banco cercano, miraron hacia la esquina, atentas a cada movimiento. La pareja del periodista se retiró a la medianoche, junto con su madre y un equipo de seguridad que las escoltaba. Sin dar declaraciones, se subió al vehículo que las retiró del lugar, mientras los presentes que estaban en la fila aplaudieron a las familiares del periodista.
Chano Charpentier, músico y amigo cercano a Lanata, también asistió y, antes de entrar, detuvo su paso para compartir unas palabras. “El mejor recuerdo de él es que yo estuve algunas veces internado, ustedes saben por qué motivos, y él estuvo siempre conmigo. Siempre estuvo al lado mío. Siempre me habló bien, siempre se informaba de mí”, dijo con la voz entrecortada.
Cuando le preguntaron por su último diálogo con Lanata, el artista agregó: “Hablé con él hace poco. Lo que me quedó de él es que se fue feliz, enamorado. Estaba como un adolescente, enamorado de sus hijas, de la vida. Nunca dejó de hacer cosas, y yo me quedo con eso, mi amigo se fue feliz”.
Uno de sus principales allegados, su excompañero de trabajo, Nicolás Wiñazki, lo despidió presencialmente y luego señaló: “Cuando me avisaron fue un shock. Yo trabajé mucho con él en los últimos años. Con él podía pasar cualquier cosa, era un hombre libre. Tenía ideas todo el tiempo. Néstor Kirchner lo quiso comprar en 2003 pero no pudo”.
El edificio La Prensa, un símbolo del periodismo argentino, parece el lugar perfecto para despedir a una figura como Lanata. Las conversaciones en la fila giraban en torno a su impacto en el país. “Era irreverente, único”, comentó un hombre mientras sostenía un ejemplar de Página/12 de los primeros años del diario que el periodista fundó. Otro rememoró los informes de Periodismo Para Todos, mientras una mujer recordó los primeros años de su carrera.
Por su parte, Patricia Bullrich envió una corona al velatorio en señal de condolencias a la familia. Previamente, la ministra de Seguridad había expresado en redes sociales su lamento por la muerte del periodista, donde le agradeció, principalmente, por su entrega: “Mientras muchos políticos eran cómplices, él iba al frente, disruptivo y sin miedo, capaz de pasar de Página 12 a las ideas de la libertad y la república. Con su incansable compromiso con la verdad, desenmascaró las peores maniobras del kirchnerismo, exponiendo cómo el poder se utilizó para enriquecerse mientras el pueblo sufría”.